A los 21 años, Joaquín Cisneros puede decir que vivió el mejor año de su carrera. El tucumano, número uno del ranking nacional en foso olímpico, acaba de cerrar una temporada inolvidable: medallas en torneos internacionales, su primera experiencia en un Mundial senior y la sensación de estar cada vez más cerca del sueño olímpico.
“Participar por primera vez en un Mundial senior fue muy significativo. Sentí que había llegado al nivel que siempre busqué; el de poder medirme con los mejores del mundo”, cuenta con una sonrisa que mezcla orgullo y asombro.
Su 2025 fue una sucesión de desafíos y logros. Comenzó en Barbados, en donde conquistó dos medallas de plata (individual y por equipos); siguió con la Copa del Mundo en Buenos Aires, el torneo en Perú (donde se metió entre los seis mejores y alcanzó la final), el Panamericano Junior en Asunción, en donde volvió a quedarse con la plata, y finalmente Grecia, sede de su debut en un Mundial absoluto.
“Fue mi mejor año. Más allá de los resultados, crecí muchísimo como deportista y como persona. Hice amigos, gané experiencia y confirmé que estoy en el camino correcto”, reflexiona.
El contraste con el año anterior es brutal. “En 2024 estuve a punto de dejar todo. No podía competir por falta de apoyo económico y por problemas con la Federación, y pensé en abandonar el tiro”, confiesa. “Pero ahí apareció mi familia, la gente que me quiere, y entendí que a veces hay que hacer una pausa para volver más fuerte. Hoy me siento más firme que nunca”.
El cierre de temporada tiene un objetivo claro: el Campeonato Nacional en Santiago del Estero, en donde buscará coronar un año soñado. “Sería un final hermoso. Me gustaría ganarlo para cerrar el ciclo con broche de oro”, advierte en un mano a mano con LA GACETA.
- ¿Es difícil mantenerse como número uno del ranking nacional?
- Muchísimo. Hay que viajar a todas las fechas y rendir siempre. Si bajás el nivel, te pasan por arriba. En Argentina hay grandes tiradores, pero la falta de apoyo se siente. Por suerte, para el Mundial de Grecia recibí ayuda del Gobierno, algo que fue fundamental.
- ¿Cómo fue esa experiencia en Grecia?
- Increíble; el nivel es impresionante: parecen robots. Me entrené una semana en Italia antes de viajar y eso me ayudó mucho. Empecé flojo, pero después me acomodé y terminé en el puesto 65, siendo el mejor sudamericano. Más allá del resultado, fue una experiencia enorme.
- ¿Qué esperás para 2026?
- Tengo objetivos grandes; mantenerme primero en el ranking, seguir viajando y buscar la plaza olímpica para Los Ángeles 2028. Ese sería el gran sueño de mi vida.
- Además competiste en una nueva modalidad, la hélice…
- Sí, fue en Colonia Caroya. Gané el primer torneo VIP, fui subcampeón del Grand Prix y después competí en el Mundial. Es una disciplina distinta; con cartuchos más pesados, pero muy apasionante.
- Los Premios Olimpia se entregan en diciembre. ¿Soñás con estar ternado?
- Sí, es el sueño de todo deportista. Es uno de los reconocimientos más importantes del país. Ojalá se empiece a valorar más a los atletas del interior, que muchas veces no tenemos la misma visibilidad que los de Buenos Aires.
Entre viajes, entrenamientos y estudios (cursa segundo año de Ingeniería Agronómica), Joaquín encuentra tiempo para disfrutar: “Me gusta andar en moto, jugar al snooker y pescar. Trato de vivir todo con equilibrio”, dice.
Y mientras repasa su calendario, sonríe. “Este año me enseñó que los sueños se cumplen si no bajás los brazos. Y que el tiro, más que un deporte, es una forma de vida”, concluye el tirador que sigue cumpliendo metas, pero que todavía tiene muchas más. (Producción periodística: Carlos Oardi)